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jueves, 25 de octubre de 2012

Tres Conciertos y un Bis




Elogio de un fin de semana; si no tenés que pagar 645 pesos.



Todo comenzó el jueves en el barrio porteño que parece europa: Villa Devoto. Allí, en el bar La Roca se presentó Santiago Tavella, bajista del Cuarteto de Nos y artista plástico oriental, oriental de Montevideo, Uruguay. El concierto fue una versión a voz y guitarra de sus mejores canciones compuestas para el Cuarteto, las mejores canciones rechazadas por el Cuarteto y algunas que quizás nunca fueron pensadas para el Cuarteto. Estuvo agradable porque Santiago resultó ser un guitarrista más que correcto y sofisticado en su justa medida y un cantante con matices y recursos.

En fin, que sin ser deslumbrante como intérprete, la inteligencia y buen gusto de sus canciones hacen la velada agradable. Siempre se agradecerán letras buenas interpretadas sobre melodías amables. Párrafo aparte pero seguido para un público entusiasta (y fan del Cuarteto de Nos) que no sabe batir palmas a tempo, que se viste de uruguayo y entrega cariño. Y que el bar dejaba las luces prendidas para atender mejor al público y que no tenía pudor en prender la batidora para hacer un licuado en medio de un tema. En mejor contexto y sin pretensiones, se disfrutaría más aún. Para cerrar el párrafo del concierto del jueves diré que mi cariño por el Cuarteto de Nos puede hacer que esta crónica carezca de rigor.
El viernes fui con dos amigos a ver el concierto del cantautor Robyn Hitchcock que trajo a Buenos Aires el productor uruguayo Felipe Reyes, amable freak psicópata. A mi su carrera solista nunca me llamó demasiado la atención, mas algunas de sus muchas canciones me gustan. Lo que si me gustaban eran los Soft Boys, su banda de la era del post punk. En fin, que llegué sin demasiadas expectativas y me encontré con un gran cantante, guitarrista y armoniquista –y eso que creo que instrumentos como la armónica y el saxo deberían ser desterrados de la música rock. Interpretó lindo sus canciones durante una hora y volvió para hacer cuatro bises con temas de Bowie, Dylan y otros, demostrando lo que nadie dice: que un tipo con una guitarra cantando no es un cantautor: es un cantante con su guitarra –y su armónica en este caso-. ¿Por qué cualquier boludo con su guitarra es un cantautor? Como si los muchachos de Metallica no fueran cantautores, por dios. En fin, que estuvo más que bien. Una hora y quince minutos de buen gusto y lindas letras –se le entiende todo, pronuncia tan lindo.
Luego nos fuimos corriendo a La Trastienda, a 150 metros de la sala esponsoreada donde tocaba Robyn, para ver si lográbamos ver aunque sea tres temas de Massacre y lo logramos. La verdad es que vimos los últimos tres temas: los bises. Tocaron unos temas nuevos bastante intrascendentes y nos fuimos un poco decepcionados –queríamos ver alguno de sus hits, algunos de aquellos himnos de nuestra adolescencia tardía. Pero siempre es lindo ver a esta gente que se entrega tan bella al rock. Luego nos fuimos a Desnivel por un poco de carne y a Guebara por un poco de mugre. Pero esa es otra historia.
Ayer fui a ver a Blonde Readhead a Niceto, con el guitarrista de Los Barenboim. Todo muy lindo y aburrido. Lindas chicas, lindos chicos, lindo ambiente, todo puede ser en Mundo Palermo. La banda tocaba y sonaba muy bien sobre bases grabadas que por momento parecían media pista: en el gremio se denomina así a tocar con casi todos los instrumentos y voces grabadas. Esto no es ni bueno ni malo: puede ser increíble como en el caso de NIN o un poco aburrido, como en este sumario. Dueños de un personalísimo groove rockero de texturas modernas del que les cuesta emanciparse, sus mejores canciones entusiasmaban pero la falta de cintura para proponernos otro matiz nos llevó inevitablemente al tedio. Si hubieran tocado 40 minutos el lugar de 75 habría sido genial.
Aclaración final importante
Pagar a uno lo vuelve más crítico pero al público argentino lo vuelve más permisivo: jamás van a admitir que pagaron una entrada de 200 pesos y se aburrieron. En fin, un fin de semana agradable. Pero atención: yo no pagué los 645 pesos de entradas que costaba este chiste.

                                                                                                          José González
                                                                         Buenos Aires, 29 de Septiembre de 2012




2 comentarios:

  1. Bah, yo pierdo tiempo desde el minuto cero en que me levanto. Y no me quejo. Y mañana hay que ir a ver Macbeth.

    Prim Prudish

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  2. che, gracias por los comentarios, me gusta lo que pusiste y coincido con varios de los comentarios que pasteaste de otras cosas, saluditos!

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