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domingo, 7 de julio de 2013

Inglaterra: 1 - EEUU: 0

Hyde Park- British Summertime Festival


Llegó el verano a Londres, y con él toda clase de festivales al aire libre, de esos que rejuntan músicos que ni se saludarían por la calle.

¿A quién vemos, este viernes soleado, aparentemente el primero del año? A Kaiser Chiefs y como plato fuerte Bon Jovi.


Ante todo, el front man de Kaiser Chiefs (the ultimate frontman) se la pasó saltando y meneándose al rayo del sol, usando cada centímetro cuadrado de las pasarelas que imaginamos son para que Jagger se pasee al otro día. Cada pulgada invadió con sus pasos erráticos pero estimulantes; sudó, cantó hasta quedarse afónico, corrió, se tiró al público (respetuoso, que ni lo tocó) y se fue a subir a la torre de sonido. Un zarpado. El sonido fue arrollador; la banda inundó Hyde Park con fuerza y volumen. Una masa que nos pasó por encima y nos dejó con ganas de más, porque la presentación fue muy corta. Nos repetía, sin cesar: “¿Están acá para ver a Bon Jovi?” Como si no pudiera creer que su espectáculo caliente y ácido fuera una excusa para abrir la desabrida presentación de Jon Bon Jovi y su cercenada banda.

martes, 2 de julio de 2013

El flagelo Palermitano se expande a la periferia


Tomar un café: una hazaña


                Después de una extenuante jornada de shopping con Rigoberto en la feria de San Telmo, en la cual compramos un hermoso librito (vacío) a 60 pesos, lo cual Rigoberto encontró desequilibradamente absurdo; y unos jabones a 70 pesos – ustedes no quieren saber lo que pensó Rigoberto de semejante despilfarro- , fuimos a tomar un café a un bar aparentemente inofensivo- tal vez demasiado inofensivo.

                Nuestra intención era tomar un café. Después de sentarnos y permanecer sentados por algún largo tiempo, alrededor de 14 minutos, uno de los mozos se dignó a preguntar si estábamos atendidos, lo cual causó una estupefacta respuesta por parte de Rigoberto: “¡No!”

Nos trajeron una carta que desdeñamos con la frase “Queremos un café.” A lo cual el mozo nos sugirió una irrisoria opción: “¿No quisieran probar nuestro maravilloso jugo?” El café del que hablamos existe en la Avenida Caseros y se ufana de servir un preparado a base de clorofila, vulgarmente llamado jugo de pasto, que posee todas las cualidades del elixir de la vida eterna según los vendedores. Entre ellas, la ausencia total de calorías- nada más aburrido en la vida.