Incomprendido Rabiar
¿Por qué habría de
interesarnos una novela sobre un albañil y una mucama que se encuentran en el
Disco? ¿Desde cuándo se construye a un personaje desde Cristian Castro y los
giros idiomáticos sobreentendidos, mustios, corrientes? Los nombres de los
protagonistas son José María y Rosa; peor, imposible. Rabia tiene todos esos elementos, diría en demasía, pero de a
ratos, después de una llanura de lenguaje coloquial despreciable sorprende con
los siguientes recursos altamente recomendables de imitar:
Montaje temporal. Rabia no es lineal, al menos al principio. Comienza con una escena
atrapante y guaranga, que cautiva engañosamente, porque nunca más se vuelve a
eso en el resto de la obra. Inmediatamente después de esa escena, el relato se
transporta a la pre historia de Rosa y María, como eligen (muy a mi pesar)
llamarlo tanto el narrador y Rosa. Y siguen los flashbacks, brevemente
delineados, a lo largo de la obra para ubicar al lector en la vida de María,
Rosa y los Blinder.
Elemento sobrenatural: Esto es
discutible, para no decir polémico. Pero a María se le atribuyen algunos rasgos
de súper héroe, como ser una velocidad increíble, la habilidad de ser sigiloso
como un gato o una vista de rayos X. Y ¿qué les parece? Funciona.
Espacio delimitado: La casa de los
Blinder. La mansión. El lugar donde Rosa y María conviven sin que ella lo sepa
está descripto tan exquisitamente, que llego a pensar que conozco la casa. Y no
sólo eso. Las limitaciones que supone una narración que transcurre en un solo
lugar son aprovechadas de manera prodigiosa. La escasez de recursos para María
repercute en ingeniosas maniobras para subsistir que sólo concluyen en un
relato inteligente. Sin olvidarnos de los interrogantes que siembra la
información fragmentada que el lector y María adquieren simultáneamente. Un
detalle magnánimo: la mansarda. ¿Qué es una mansarda? No me interesa; pero que
esa palabra cobre un significado tan crucial y yo flote en la ignorancia es
impagable. Es el mismo efecto que tiene la palabra albacea en Bajo este Sol Tremendo.
Ahora bien, Rabia funciona y hasta es leíble (no más de dos viajes en colectivo
desde Barracas al Abasto). Pero hay errores de tipeo. En algunos, se entiende
cuál era la palabra intencionada; en otros, no hay ni sospechas, la
comunicación se corta y termino por no entender cómo Bizzio ganó tantos
premios. De hecho, repite palabras viciosamente (¿Bizziosamente?) y sin el
efecto sonoro que buscan Emilio o Leónidas Lamborghini. A Bizzio le festejan la
diversidad – que está tan de moda en estos días- pero le es imposible
mimetizarse con sus personajes por el simple hecho de que se lo lee impostado y
respondiendo a los clichés de la clase
baja. María, la representación sinecdóquica de la clase baja, tiene como motor
a la rabia. Es una rabia que me parece Bizzio no comprendió.
Prim Prudish
Parece que Rabia va en camino a convertirse en un clásico de la literatura argentina, como el Facundo de Samiento o el Sebregondi Retrocede de Lamborghini, a juzgar por la virulencia con que se la ama o se la odia. Yo también la odio, pero...
ResponderEliminarSaludos,
Maite.