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sábado, 19 de enero de 2013

Sergio Bizzio- Rabia (2008)



Incomprendido Rabiar




¿Por qué habría de interesarnos una novela sobre un albañil y una mucama que se encuentran en el Disco? ¿Desde cuándo se construye a un personaje desde Cristian Castro y los giros idiomáticos sobreentendidos, mustios, corrientes? Los nombres de los protagonistas son José María y Rosa; peor, imposible. Rabia tiene todos esos elementos, diría en demasía, pero de a ratos, después de una llanura de lenguaje coloquial despreciable sorprende con los siguientes recursos altamente recomendables de imitar:
         Montaje temporal. Rabia no es lineal, al menos al principio. Comienza con una escena atrapante y guaranga, que cautiva engañosamente, porque nunca más se vuelve a eso en el resto de la obra. Inmediatamente después de esa escena, el relato se transporta a la pre historia de Rosa y María, como eligen (muy a mi pesar) llamarlo tanto el narrador y Rosa. Y siguen los flashbacks, brevemente delineados, a lo largo de la obra para ubicar al lector en la vida de María, Rosa y los Blinder.
         Elemento sobrenatural: Esto es discutible, para no decir polémico. Pero a María se le atribuyen algunos rasgos de súper héroe, como ser una velocidad increíble, la habilidad de ser sigiloso como un gato o una vista de rayos X. Y ¿qué les parece? Funciona.

         Espacio delimitado: La casa de los Blinder. La mansión. El lugar donde Rosa y María conviven sin que ella lo sepa está descripto tan exquisitamente, que llego a pensar que conozco la casa. Y no sólo eso. Las limitaciones que supone una narración que transcurre en un solo lugar son aprovechadas de manera prodigiosa. La escasez de recursos para María repercute en ingeniosas maniobras para subsistir que sólo concluyen en un relato inteligente. Sin olvidarnos de los interrogantes que siembra la información fragmentada que el lector y María adquieren simultáneamente. Un detalle magnánimo: la mansarda. ¿Qué es una mansarda? No me interesa; pero que esa palabra cobre un significado tan crucial y yo flote en la ignorancia es impagable. Es el mismo efecto que tiene la palabra albacea en Bajo este Sol Tremendo.
         Ahora bien, Rabia funciona y hasta es leíble (no más de dos viajes en colectivo desde Barracas al Abasto). Pero hay errores de tipeo. En algunos, se entiende cuál era la palabra intencionada; en otros, no hay ni sospechas, la comunicación se corta y termino por no entender cómo Bizzio ganó tantos premios. De hecho, repite palabras viciosamente (¿Bizziosamente?) y sin el efecto sonoro que buscan Emilio o Leónidas Lamborghini. A Bizzio le festejan la diversidad – que está tan de moda en estos días- pero le es imposible mimetizarse con sus personajes por el simple hecho de que se lo lee impostado y respondiendo a los  clichés de la clase baja. María, la representación sinecdóquica de la clase baja, tiene como motor a la rabia. Es una rabia que me parece Bizzio no comprendió. 

 Prim Prudish

1 comentario:

  1. Parece que Rabia va en camino a convertirse en un clásico de la literatura argentina, como el Facundo de Samiento o el Sebregondi Retrocede de Lamborghini, a juzgar por la virulencia con que se la ama o se la odia. Yo también la odio, pero...

    Saludos,
    Maite.

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