Aburrirse
Este fin de semana
(este no, el anterior) me aburrí. Bastante. Antes todo fui al bar de siempre,
donde siempre me encuentro con gente deforme que da que hablar, pero los
chistes son siempre los mismos. Nos hicimos de unos posavasos nuevos, pero al
final siempre terminamos riéndonos de las mismas caras, hasta que dejan de
causar gracia. También tuve una fiesta familiar con momentos emotivos. Y como
no me gusta ser parte de nada, me aburrí un poco.
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| Ufff |
Y el domingo fui a ver The General Elektriks
en Niceto. Abría Axel Krygier ¿Y qué pasó? Me aburrí otro poco más. Su música
se parecía a los Wawancó en francés. No
había letra, cosa que me molesta bastante de la música contemporánea, y los
efectos vocales eran infructíferos.
The General Elektriks
armonizaron un poco más el hedonismo superficial del público y eran excelentes
como música de fondo. Pero como la actividad principal era verlos a ellos, me
aburrí.
Cuando uno se aburre, tiñe todo con su
aburrimiento. Las calles de Buenos Aires me parecen aburridas, la gente no arma
tertulia, no busca intereses comunes y se enajena en sus chupetes electrónicos
con botones.
Entonces reflexiono, reflexionamos,
lentamente, sin mucho apuro ni ímpetu porque igual este pensamiento me va a aburrir
a la larga: hace unos años la gente se moría antes, y esos eran considerados
tiempos mejores. ¿Por qué? ¡Porque se aburría menos! Ahora que hay vacunas y
tratamientos para alargar la vida, o burlar a la muerte, la vida resulta
tediosamente larga. La vida se ha convertido en un valor muy preciado y lo
único que nos otorga es una condena a aburrirse por más tiempo.
Y eso me lleva al tiempo de hoy, que es
lunes o martes, estrellándome contra la certeza de que los lunes y martes son
feos, mustios, aunque uno esté de vacaciones y no tenga la horrenda semana por
delante. En estas ferias estivales, los
que odiamos el hacinamiento de la costa atlántica vemos como un problema no
tener un plan o tener uno bastante desabrido como el de Niceto. Encima ahora me
vengo a enterar de que hay un feriado en enero. ¿Llueve sobre mojado?
Entonces, ¿Qué hay que hacer? Bueno,
como primera medida, aprovechar la falta de plan y de inspiración para conjurar
encuentros y en vez de eso descansar, algo con lo que no me siento muy cómoda
aún. Y también amigarse con el tedio. Es decir, comprender que el aburrimiento
es el gran tema de los próximos 20 años de nuestras largas vidas. Va a haber
que inventar algo realmente vibrante para retratarlo y transformarlo en el
motor de nuestras creaciones. El aburrimiento será el gran tema recurrente de
este siglo.
Hartobia

Muy cierto, la vida se ha tranformado en un bien no escaso. Además del tedio el gran tema recurrente del próximo siglo serán los almohadones.
ResponderEliminarel ocio, es un neg-ocio
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