Vistas de página en total

jueves, 20 de junio de 2013

Pastiche, confusión y ñoquis




Stravinsky Boxing Club- Centro de Experimentación del Teatro Colón.

 


¿Qué tienen en común un grupo de estudiantes de danza elongando, dos boxeadores precalentando, un tenor cantando las loas de Stravinsky, tres pianistas y una mujer cocinando ñoquis?
Conforman un continuum de ruido insoportable, salpicados de notas de piano, y el incesante tic- tic de las sogas de los boxeadores cuando impactan sobre el piso.  Como enseguida no sobreviene el diálogo, ni una acción concreta, por consideración al público, uno comienza a impacientarse: mira el programa a ver si está en la obra correcta, se cerciora con su acompañante: “¿Esto va a ser todo así?” Espera unos minutos más. Se detiene en la cocinera; usted no para de estar desconcertado.
Pero usted es muy torpe. No se da cuenta enseguida de que estos personajes forman parte de un engranaje de relojería; símbolo de la ruptura con la armonía que Stravinsky quiso usar para tomar al mundo y a usted por sorpresa.
Los primeros 20 minutos de esta obra/ documental/ entrevista, puestos en forma de libreto por Sebastián Martínez Daniell y dirigidos por Gastón Solnicki, están poblados de acciones aleatorias de personajes aún más aleatorios que no guardan esa unidad argumental tan útil a la hora de entender de qué se trata una obra.

De a poco, como un arroyo interrumpido por miles de cúmulos de terrones de tierra, las acciones comienzan a tener sentido, a verse entrelazados entre sí en un sistema de signos: ¡palabras! ¡Por fin! Y comprendemos que estamos frente a una guía para principiantes para comprender la obra de Stravinsky. Gracias al barítono Víctor Torres que, con comentarios exquisitamente engarzados con piezas cantadas, nos relata el amanecer, neurosis y recepción de La Consagración de la Primavera.
Podemos decir que Solnicki se estaría engalanando con plumas ajenas; música de uno, discurso del otro, piano de Argerich. Si lo vamos a condenar por eso, tendríamos que dejar de leer a Shakespeare, todos, ahora, en este mismísimo instante. Pero, ¿cuánto más vale una obra en versión performática? Si de experimentaciones estamos hablando, ¿en dónde está el manual para el crítico del pastiche escénico?  Aparentemente, Solnicki también está haciendo una película sobre esto. O mejor dicho, esta obra es una pista de carreteo para la gran película de Solnicki. Y no me parece una idea mal concebida. Un boceto hecho en estas carbonillas experimentales en el Colón no parece un mal primer paso. ¿Pero en qué dirección?
                                                                                             Prim Prudish

No hay comentarios:

Publicar un comentario