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viernes, 28 de diciembre de 2012

¿Está Bien la Alegría en el Rock?



¿Gracias a la Vida?


El viernes Ignacio Zubeldía, cantante, guitarrista y compositor de la banda de culto Subsole me contó que estaba viendo a Café Tacvba cuando su familia le pidió volver a casa cuando estaba empezando a disfrutar del concierto. Me decía que la actitud de Rubén Albarrán era increíble, embriagante.

Y claro, me confirmó lo que ya sabía de un cantante que tiene lo que pocos artistas tienen: la alegría de hacer lo que más le gusta en el mundo: tocar música. Dos personas que no hay forma que defrauden en un concierto de música rock pop o pop rock son el mencionado Albarrán y Michael Stipe, de REM. REM creo que da los conciertos más emocionantes que viví en mi corta vida. Y lo mismo me ocurre con los Café Tacvba, que sin ser su repertorio tan interesante, por lo menos para mí, su alegría de vivir me producen un inmenso placer con solo verlos. 

lunes, 24 de diciembre de 2012

La Accesibilidad del Rock



 


Tener un amigo con Bar, ¿una bendición o un flagelo?




Una vez más, vamos al bar de mi amigo a ver bandas. Porque parece ser que es un lugar serio, con estilo, onda, arte, y buen sonido. Y como siempre, mi amigo nos promete veladas reveladoras y  nosotros accedemos, sabiendo que de todos modos no tenemos otro plan.
         Esta semana se sucedieron varias presentaciones en su bar, algunas de las cuales revolvieron mi estómago en más de una dirección, y en ocasiones, favorablemente.
         Ayer, por elegir un día al azar, tocó el artista más talentoso que vi en vivo en los últimos meses. Electrochongo. Un diablo vestido de lycra, que canta odas a la realidad  con bases de sintetizador caprichosas, agitando músculos y talco sobre el escenario. Grandes temas de la noche: Sos tan Fácil, Mamarracho y Sólo Sos un Buen Polvo – esta última debería convertirse en el Himno Nacional Argentino. 

jueves, 20 de diciembre de 2012

Marketing para Idiotas





Ejemplo básico de cómo vender discos para seguir comiendo panchos y engordar




Idiota Norteamericano
Ya en el pasado me había indignado con la banda Green Day y, especialmente, con sus seguidores. Ya me habían parecido súper idiotas sus campañas de marketing para bobos para los lanzamientos de sus discos anteriores, especialmente su supuesta obra conceptual -cuyo nombre prefiero obviar para que a nadie se lo ocurra ir a comprarla o no siquiera bajarla ilegalmente- pero lo de la semana pasada fue el colmo. ¿Cómo puede ser que ningún imbécil se haya dado cuenta que el videíto tan bien filmado de los pibes rompiendo todo –si por todo entendemos una guitarra, un bajo y un micrófono (que quizás ni se rompió)- en un festival en Las Vegas es una pobre campaña de difusión viral global para el lanzamiento de su nuevo disco? Seguramente agotados de ideas artísticas de dedicaron a una campaña de difusión basada en un supuesto escándalo. ¿Hay algo más pobre que diferenciarte del resto del planeta musical que insultando al (definitivamente malísimo) ídolo infantil Justin Bieber

jueves, 13 de diciembre de 2012

A Dónde se Fue el Rockabilly?



La nada generalizada



Era un género, como pocos, que sabía arrancarme suspiros, y algunas cosquillas que no voy a andar confesando porque no es el momento ni el espacio cibernético adecuado. Pero esa memorabilia móvil, toda arremangada y colorinche; ese folklore de plástico y jopos endurecidos mareaba y deleitaba.
         Un sábado sin nombre ni señal, fui a La Especial y me sentí defraudada. Más allá de una banda que tocó el gran éxito de las 5.6.7.8’s Whoo Hoo y me devolvió un poco de aire añejo, la verdad es que no se respiraba el Rockabilly que supimos conocer a principios de los 2000 y que tan bien supo vestir y estilar la galería 5ta Avenida. Lo único que tenía que hacer uno si se quería convertir al credo Rockabilly en aquella época era caminar derecho hasta la otra salida de la galería, comprar ciertos artículos a diestra y siniestra y listo: usted quedaba transformado en Rockabilly en cuanto emergía por la puerta de Talcahuano. Se ve que ahora venden otras cosas en esa galería, porque esta gente en La Especial, hace incontables sábados atrás, no sabía qué clase de credo llevaba a cuestas.
         El problema no es la música. Hay que comprender primeramente que el Rockabilly no es una clase de música y nada más. Este género tiene mucho de circo y de caracterización. De hecho, en una época dorada todos tenían un sobrenombre evocando sur de los EEUU, y tocaban en bandas que seguían rajatabla la siguiente fórmula: Nombre Propio (preferentemente corto) + and his/her/the + Nombre Común en plural (sustantivo consonante con el nombre propio o semánticamente relacionado). Por ejemplo: Luna and the Lunatics. Este sonsonete tan simpático fue gentilmente cedido por el rock de los 50s. (Bill Haley and his Comets, etc).

sábado, 8 de diciembre de 2012

Correr por La Polla





La libertad puede dar miedo.



Oh! Evaristo!
Leí hace muy poco, tres o cuatro o cinco meses, Rastros de Carmín, hermoso ensayo de Greil Marcus sobre la cadena de hechos artísticos de vanguardia que desembocaron en la irrupción de los Sex Pistols. Sinceramente, la narración de ese cuento me abrió la cabeza, me la partió, como decían los pibes. Ese hermoso mundo de fantasía, ese mundo paralelo, esta distopía, esta ucronía de destrucción del capitalismo: ¿Qué tan cerca estuvieron de destruir el capitalismo los Sex Pistols? De haber tenido éxito la revolución, ¿Se habrían alzado los valores de la vida armoniosa en comunidad o la destrucción anarquista? ¿Se habría impuesto un régimen fascista o nazi? ¿El mundo sería mejor con la destrucción del capitalismo? Seguramente, por ahora no lo sabremos. Luego leí una nota de Marcelo Pisarro en la revista Ñ con una pequeño resumen del libro (que me evita tener que contarles el libro, pueden verla en http://www.revistaenie.clarin.com/ideas/Pussy-Riot-Putin-Rusia_0_761923816.html ) que terminaba encadenando con la censura y detención carcelaria de unas chicas rusas que hacen música y declaraciones punks y que llevan el mensaje anti capitalista –irónicamente, esta vez desde Rusia- a los grandes medios –para desaparecer, como siempre, a los dos días. Hace dos semanas, en la necrológica de Luís Alberto Romero de Eric Hobsbawm decía que este gran divulgador marxista opinaba que las verdaderas vanguardias artísticas del siglo XX eran el cine y el rock.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Nuevos Odios




 Tracey Emin en el MALBA



Si la palabra estuviera tan disponible como misoginia, misandria sería el título de la serie de videos de la británica Tracey Emin en el Malba. Pero no, la palabra misandria fue acuñada recién en la post guerra y aparentemente no tuvo mucho éxito porque no la escucho a la vuelta de cada esquina. Tracey Emin, con sus videos filmados entre 1995 y 2000, nos lleva por un desfile de variables y multifacéticas maneras en las que un hombre puede arruinarle la vida a una mujer. Acá no estamos hablando de corazones rotos ni de violencia física. No hace falta irse a un barrio marginal del tercer mundo para encontrar violencia de género de la clase más abyecta e inesperada. 
Y sí, la misandria desencaja.
Estamos hablando de una red mecánica activada (por hombres) dentro del sistema que atentó irreparablemente contra una mujer europea, culta, de clase media y educada académicamente. Esta maquinaria atentó contra su libertad de cuándo practicarse un aborto. Y ese daño impronunciable es un solo ejemplo de los horrores a los que las mujeres nos vemos sometidas.
         Más allá del deseo particular de tener o no hijos, que se reduce, según la artista, al deseo de compartir con el mundo una versión más pequeña de uno mismo, y asevera que no es su caso, se trata en dos de los videos de la serie (Homage to Edvard Munch and All my Dead Children- 1998-  & How it Feels – 1996) la injusticia de no haberle permitido a esta mujer practicarse un aborto en el momento indicado y las consecuencias de este retraso arbitrario.