De la selección arbitraria y otros demonios.
Es siempre reconfortante introducirse en
una sala oscura sin saber qué se va a proyectar. Pero es de carácter
desconcertante la experiencia de una sala en penumbra, fría y totalmente desierta, salvo por
visitantes furtivos y veloces en la huida. ¿Por qué en PROA el aire
acondicionado está siempre tan fuerte, si es tan reducido el edificio?
Sobreponiéndome al frío polar ártico que
regala PROA a sus visitantes, me dispuse a ser entretenida y sorprendida por la
selección de la Galería Whitechapel de Londres
dentro de la cuarta edición de Artists’
Film International.
No puedo referirme a todos los videos que
formaban parte de la proyección, pero armándome de paciencia pude, en el mejor
de los casos, deslumbrarme ante el objeto lentamente desplegando todo su
significado sobre celuloide.
En I
would love Farrah, Farrah, Farrah, un sujeto claramente border repite
incansablemente y con cambios de juntura, tonalidad y énfasis la frase: “The past is the past; the future is the
future.” Es tal cual, mientras ese futuro que se espera no llegue, nos
revolvemos en la reminiscencia tentadora de un pasado, que por distante se nos
antoja ideal. De hecho, el futuro puede no llegar, y con eso el pasado se vive
como la única realidad que define la vida. Resignación, incertidumbre,
nostalgia; en fin, un festival de buenos momentos. Otros en la misma lìnea
podrìan ser Everness y Zeide Isaac. En Everness, ¿no es la mayor tragedia del héroe darse cuenta de que
ha malinterpretado todos lo símbolos de
su vida? Una exquisita versión del cuento The
Dead de Joyce.
Otros tenían la particularidad de explotar
hasta la densidad máxima alguna técnica visual. Colores invertidos (Invert), donde el protagonista es visto
en negativo, con los ojos cerrados y pupilas dibujadas en los párpados; figuras del cine reproducidas hasta el
hartazgo y ensambladas (Breeze);
luces, en un intento inútil de recolectar emociones o activar cambios, como
parte de una coreografía en el tráfico, (Untitled-
Dancing Partner). También se juega con una idea de irrupción, como en Gypsy Style, donde un joven nada en
diferentes fuentes sitas en una cantidad cansadora de ciudades del mundo. Todos estos cortos proyectan ideas de lo
más ingeniosas que sólo resultan serlo por los primeros 60 segundos. Después de
eso, son dignas de un espasmo- como risa de imitación- resoplante.
De todos modos, salí de PROA con el
siguiente interrogante: ¿Cuál es el criterio? ¿Existe? ¿O se trata de que
justamente se pueda prescindir de él?
Hartobia

No hay comentarios:
Publicar un comentario