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miércoles, 27 de marzo de 2013

Whitechapel Gallery Manda





De la selección arbitraria y otros demonios.


Es siempre reconfortante introducirse en una sala oscura sin saber qué se va a proyectar. Pero es de carácter desconcertante la experiencia de una sala en penumbra,  fría y totalmente desierta, salvo por visitantes furtivos y veloces en la huida. ¿Por qué en PROA el aire acondicionado está siempre tan fuerte, si es tan reducido el edificio?
Sobreponiéndome al frío polar ártico que regala PROA a sus visitantes, me dispuse a ser entretenida y sorprendida por la selección de la Galería Whitechapel de Londres dentro de la cuarta edición de Artists’ Film International.
No puedo referirme a todos los videos que formaban parte de la proyección, pero armándome de paciencia pude, en el mejor de los casos, deslumbrarme ante el objeto lentamente desplegando todo su significado sobre celuloide.
En I would love Farrah, Farrah, Farrah, un sujeto claramente border repite incansablemente y con cambios de juntura, tonalidad y énfasis la frase:  “The past is the past; the future is the future.” Es tal cual, mientras ese futuro que se espera no llegue, nos revolvemos en la reminiscencia tentadora de un pasado, que por distante se nos antoja ideal. De hecho, el futuro puede no llegar, y con eso el pasado se vive como la única realidad que define la vida. Resignación, incertidumbre, nostalgia; en fin, un festival de buenos momentos. Otros en la misma lìnea podrìan ser Everness y Zeide Isaac.  En Everness, ¿no es la mayor tragedia del héroe darse cuenta de que ha  malinterpretado todos lo símbolos de su vida? Una exquisita versión del cuento The Dead de Joyce.

 
Otros tenían la particularidad de explotar hasta la densidad máxima alguna técnica visual. Colores invertidos (Invert), donde el protagonista es visto en negativo, con los ojos cerrados y pupilas dibujadas en los párpados;  figuras del cine reproducidas hasta el hartazgo y ensambladas (Breeze); luces, en un intento inútil de recolectar emociones o activar cambios, como parte de una coreografía en el tráfico, (Untitled- Dancing Partner). También se juega con una idea de irrupción, como en Gypsy Style, donde un joven nada en diferentes fuentes sitas en una cantidad cansadora de ciudades del mundo.  Todos estos cortos proyectan ideas de lo más ingeniosas que sólo resultan serlo por los primeros 60 segundos. Después de eso, son dignas de un espasmo- como risa de imitación- resoplante.

De todos modos, salí de PROA con el siguiente interrogante: ¿Cuál es el criterio? ¿Existe? ¿O se trata de que justamente se pueda prescindir de él?
                                                                                                        Hartobia

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